Al igual que otras prácticas en apariencia inusuales, el BDSM ha sido estigmatizado. Sin embargo, con la llegada de las redes sociales y el éxito de libros y películas que muestran formas no convencionales de vivir o complementar la sexualidad, cada vez más personas se permiten descubrir nuevas rutas al placer, alimentar fantasías y crear redes de personas con quienes puedan compartir sus deseos.
BDSM (comúnmente conocido como sadomasoquismo) son las siglas que engloban todas las expresiones de comportamiento de la sexualidad en las que se incluya un intercambio erótico y consensuado del poder, que puede o no involucrar el generar o sentir dolor, y el coito no siempre es una consecuencia de su práctica. Cada letra significa:
Bondage (B). Comprende todas las prácticas que implican la inmovilización del cuerpo, ya sea por medio de cuerdas, vendas, cadenas, etcétera.
Dominación/disciplina (D). Enmarca todas las prácticas en las que la persona toma el rol dominante en la relación, tanto para dar instrucción, guía o castigo con la intención de modificar la conducta de la parte sometida en el “juego”.
Sumisión/sadismo (S). Abarca todas las prácticas en las que la persona toma la decisión de someterse a la voluntad de otra. También, las que se disfrutan provocando sensaciones dolorosas.
Masoquismo (M). Incluye todas las prácticas en las que la persona goza cuando se le provocan sensaciones dolorosas.
La cultura BDSM se difundió ampliamente a partir del 2011 con la publicación de la novela erótica “50 sombras de Grey”, la primera de una serie literaria creada por la escritora británica E.L. James. Hasta ahora, es el libro más vendido en Gran Bretaña, destronando a la queridísima saga de Harry Potter (según Forbes, la media del número de ventas durante la primera semana fue de 20 libros por segundo). Todo este boom mediático generado por los best sellers y sus respectivas adaptaciones al cine ha contribuido a que muchos hombres y sus parejas compartan abiertamente el gusto por algunos de los elementos del BDSM (o todos), generando, incluso, un interés particular por explorar la amplia gama de juguetes sexuales.
Las reglas del juego
Jugar al amo y a la esclava (o viceversa) es más común y antiguo de lo que podría imaginarse, ya que en algún momento determinado hemos ejercido el intercambio erótico del poder durante el acto sexual, consciente o inconscientemente. Y a diferencia de lo que en ocasiones llega a creerse, el BDSM NO pretende justificar la violencia, el abuso o la desvalorización de las mujeres.
El BDSM se diferencia de la violencia por tres principios básicos, conocidos por las siglas en inglés “SSC” (safe, sane and consensual):
Seguro. Se refiere a desarrollar el conocimiento necesario para prevenir y minimizar riesgos en las prácticas.
Sensato. La capacidad de cada persona para tomar decisiones (sin uso de sustancias o drogas psicoactivas), basándose en sus valores y creencias para realizar, o no, algunas prácticas.
Consensuado. El consenso es el acuerdo al que llegan dos o más personas en cuanto a las prácticas y actividades que se realizarán dentro de la relación; esto incluye, por supuesto, que esos acuerdos pueden terminar en cualquier momento.
Es importante resaltar que la base de cualquier relación BDSM son los acuerdos que como personas adultas lleguemos a crear con nuestras parejas de juego. Esto nos lleva a definir los tipos de límites personales, lo cuales se pueden clasificar en:
Límites blandos (límites negociables). Se refiere a todas aquellas actividades que podemos realizar bajo algunas circunstancias o situaciones específicas, o con alguien con quien hayamos generado previamente vínculos de confianza.
Límites duros. Hace énfasis a las prácticas que no estamos dispuestos a realizar en ninguna circunstancia.
En “50 sombras de Grey”, Christian, el protagonista experimentado en BDSM, entrega un contrato a Anastasia Steel donde estipula sus límites y condiciones de juego. Por supuesto que todos los acuerdos se pueden vaciar en este tipo de contratos, que servirán como un símbolo para reforzar la relación o como simple testigo de su momento. Sólo recuerda que los contratos BDSM no tienen validez legal y que pueden ser terminados en cualquier momento y por cualquiera de las dos partes, porque la libertad es un derecho humano irrenunciable.
Los roles (y no precisamente de canela)
En las relaciones BDSM son muy importantes las llamadas “sesiones”. En la escena, una sesión se entiende como el momento en que la pareja “entra en rol” y lleva a cabo las prácticas previamente acordadas. Y así como en el fútbol se eligen posiciones de juego, en el BDSM se distinguen ocho roles, los cuales no son estáticos y tampoco tienen que ver con si se es hombre o mujer. Entre estos se encuentran:
Dominante. Es aquella persona que siente placer al controlar a la sumisa o sumiso.
Sumiso. Es aquel que prefiere recibir ese control por parte de un o una dominante.
Switch. Es optar por ambos roles (sumiso y dominante), dependiendo de la circunstancia y de lo que acuerde con la otra persona.
Masoquista. Es aquel a quien le gusta recibir dolor, pero sin que lo controlen ni lo manden.
Sádico. Es aquel a quien le place dar dolor, pero sin ordenar ni controlar.
Bondager. Es aquel a quien le gusta atar, pero sin controlar, ordenar o provocar dolor.
Bondagee. Es aquella persona que le excita que la aten sin recibir dolor ni control.
Kinkys. Son quienes realizan prácticas consideradas BDSM, pero que no tienen el mínimo interés por mantener o entablar una relación de dominación y sumisión, y que tampoco se consideran ni sádicos ni masoquistas. Simplemente llevan a cabo este tipo de prácticas como aderezo de sus relaciones eróticas.
¡Ahora has todas las combinaciones que quieras! Desde dominante-sádico, bondager-sádico, sumiso-bondagee y muchos otro más; sin olvidar, por supuesto, la dominación femenina (femdom): hombres deseosos de someterse y mujeres gustosas de someterlos. Aquí hay para todos los gustos y todas las formas.
Bienvenido a otros universos
Esto fue solamente una pequeña probadita de los universos alternos que nos puede ofrecer el BDSM. Navegar en él y encontrarse en el placer es un proceso que se va construyendo en la medida en que se tiene conciencia y contacto cotidiano con el cuerpo y sus recovecos.
Es también un hecho que cada vez más personas se informan y descubren que la sexualidad se vive intensamente cuando se ejerce con libertad, dignidad, respeto y amor entre todos sus participantes. Así que esta es una invitación abierta a seguirte liberando de las sombras, crear tu propia versión de Christian Grey y sumar felicidad con cada una de tus conquistas eróticas. Si te late el contrato, favor de firmar aquí: _________________.
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